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Soy mujer, madre, mediadora, abogada, fotógrafa o restauradora... Soy proyecto y anhelos. Soy proceso, tránsito y expectativa. Y, en tren de explicarme y encontrar la relación entre la mediación, la fotografía y el derecho, comparto una reflexión que tiene que ver con mi recorrido y que alguna vez asaltó mi pensamiento. Comencé estudiando derecho, adentrándome en el mundo del "deber ser" (tal como es presentado). En ese universo, me distraje con la filosofía... es mucho más seductor invertir esfuerzos en develar los misterios del "ser" y atorarse en ellos. La fotografía me llegó más tarde, cuando comprendí ¿? que sólo hay lo que hubo, el esto "ha sido" de Barthes, y sobre eso nuestra capacidad de resignificarlo para incidir, de alguna manera, en "lo que será". Y fluyo permanentemente entre los distintos tiempos y perspectivas que me ofrecen todas esas disciplinas a la vez. La mediación es una síntesis de todas ellas en mí. Es un espacio en el cual invito a explorarlas todas, poniendo a disposición de mis compañeros de viaje circunstanciales lo que ellas me aportaron a mi... y allí voy también. Pero todo, absolutamente todo ello, tiene un único objetivo común: EL ENCUENTRO.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Igualdad no es uniformidad

No hay salida... si no comprendemos que la igualdad que nutre es la de "oportunidades", no la de las formas y las prácticas; y que las preferencias peculiares de cada uno nos convierte en "sujetos" y artífices de nuestra vida.
De otro modo, somos "objetos" de un sistema que se basa en una visión superficial y paternalista.
El valor agregado de cada uno son los matices y la diferencia. Y desde allí, el aporte siempre innovador que sea capáz de ofrecer.
Soy absolutamente partidaria de la educación pública. Transité toda mi educación en instituciones públicas y a ellas debo gran parte de lo que hoy me enorgullece de mi misma.
No recuerdo que entonces, cuando era niña, nos estuviera prohibido compartir nuestras preferencias. Ávidos de conocer y compartir el mundo de cada uno llevábamos a la escuela nuestros juguetes favoritos. Ello nos exponía en nuestras propias preferencias y nos permitía conocer las ajenas. E, incluso, a quienes no podíamos acceder a algún juguete en particular nos abría la posibilidad de conocerlo...
Hoy las cosas parece que cambiaron. Desde el primer día de clase la consigna ha sido no dar a otro más de lo que tiene ¿!... No llevar nada innovador para festejar los cumpleaños en la salita porque "como otros no pueden"... Entonces que nadie pueda ¿!... Ni aún conocer lo que no puede y quisiera, tal vez, poder ¿!...
Lo inaccesible ha funcionado en mí, muchas veces, como meta y motor. En el peor de los casos ha sido un fiél parámetro de clase. Pero nunca ha sido degradante.
Todos convivimos con la inaccesibilidad. A veces material, a veces de otra especie, llámase espiritual, emocional, intelectual... y tolerarlo también es un aprendizaje que la educación pública debe abordar para ser, además, democrática y pluralista.

1 comentario:

rural89automagica dijo...

Cynthia: si bien no te conozco en profundidad, sí lo suficiente como para saber la franqueza y verdad de tus palabras. Me parece un hermoso camino el que has abierto. "No me defino por lo que hago" es una de la s primeras frases que te oí decir cuando nos presentamos "doctoralmente". Espero que tus proyectos giren y giren locos hasta realizarse; para solo seguir nuevos! Un beso, Oscar (Delfi's Dad)