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Soy mujer, madre, mediadora, abogada, fotógrafa o restauradora... Soy proyecto y anhelos. Soy proceso, tránsito y expectativa. Y, en tren de explicarme y encontrar la relación entre la mediación, la fotografía y el derecho, comparto una reflexión que tiene que ver con mi recorrido y que alguna vez asaltó mi pensamiento. Comencé estudiando derecho, adentrándome en el mundo del "deber ser" (tal como es presentado). En ese universo, me distraje con la filosofía... es mucho más seductor invertir esfuerzos en develar los misterios del "ser" y atorarse en ellos. La fotografía me llegó más tarde, cuando comprendí ¿? que sólo hay lo que hubo, el esto "ha sido" de Barthes, y sobre eso nuestra capacidad de resignificarlo para incidir, de alguna manera, en "lo que será". Y fluyo permanentemente entre los distintos tiempos y perspectivas que me ofrecen todas esas disciplinas a la vez. La mediación es una síntesis de todas ellas en mí. Es un espacio en el cual invito a explorarlas todas, poniendo a disposición de mis compañeros de viaje circunstanciales lo que ellas me aportaron a mi... y allí voy también. Pero todo, absolutamente todo ello, tiene un único objetivo común: EL ENCUENTRO.

lunes, 7 de junio de 2010

Creando realidad

Hace unos días, caminando por la ciudad, me topé con una manifestación de estudiantes secundarios de un establecimiento estatal. Los jóvenes se habían organizado de manera tal que se los veía, desde los vehículos, pasar con unas pancartas de vereda a vereda cuando cortaba el semáforo (como los hacen con algunas publicidades) y, a la vez, caminado por el barrio con carteles como pecheras. Otro grupo se congregaba en una esquina al son de unos tambores y denunciaba mediante un megáfono el problema.
Lo cierto es que habían pensado cómo manifestarse y lograban llamar la atención tanto de conductores como de transeúntes.
Los carteles expresaban el reclamo de esta manera "1200 (mil doscientas) personas para 2 (dos)baños".
¿Que nos decían y que nos querían decir?
Desde el sentido común, seguramente, usted dirá que se quejaban porque no hay suficientes baños en ese establecimiento al cual concurre tanta gente, con todas las consecuencias que ello acarrea para la dignidad de las personas y, fundamentalmente, para su salud.
Expertos en comunicación ya nos advirtieron que el lenguaje crea realidad. Y es por eso que preocupa el modo en que los reclamos se formulan, ya que es deseable que la formulación colabore con el objetivo que se traza quien reclama.
Así expresado "1200 (mil doscientas) personas para 2 (dos)baños", el reclamo propone mediante la proposición "para" cierta función a cumplir de las personas respecto de los baños. El hombre el servicio de la cosa. Definitivamente, así formulado sobran personas.
Esta ideología está tan naturalizada (o solapada, si se quiere) que algunos la adoptan sin advertirlo.
¿Usted, que piensa?

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